Déjame decirte que en mi mundo pudiste ser el mejor anhelo que pude imaginar, que pude amarte con locura y pude hacerte una mujer muy feliz... pero me estás perdiendo, me estás perdiendo porque tus inviernos son más cortos que los míos, porque tus nuevas amistades te succionan como sanguijuelas, porque la luz a trae a los mosquitos... porque no di el todo de mi cada vez que pude...
Porque ahora todo es gris y confuso, porque ahora las miradas ahora son el límite de poder estar contigo... ¡¿Por que?! porque llegaste a decepcionarme tanto, porque te alejas tanto... será que te decepcione primero?... o es otro estúpido y odiado invierno más...
Espero poder encontrarte al final de la tormenta, cuando los insectos se distraigan y los problemas se resuelvan... con sinceridad tendría que decir que no quiero desistir, no quiero renunciar a la joya más preciada de mi posible vida. Quiero entender todo este delirio de emociones, quiero escapar de este laberinto, al menos por un momento, al menos por un instante.
Saben, a veces la herida puede ser tan profunda que te opaca lo bello de quién te lo hizo. Duele más saber la verdad que seguir viviendo en una mentira emocional.
Y lo peor de todo es cuando abriste tanto el corazón después de tanto tiempo... cuando no lo esperabas, cuando menos querías... y esa maldita ceguera desconsiderada que te deja en el olvido, que te deja en el laberinto perseguido por el temor, por la angustia, por el amor.
Me estás perdiendo... y no quiero más inviernos.